Los precios dinámicos exacerban la desigualdad entre los consumidores, hay que regularlos ya
El mismo viaje en coche con conductor varía de precio según el teléfono móvil desde el que se hace la reserva (Imagen: Antena 3 Noticias)
Más de una vez te habrá pasado que, a la hora de comprar un billete de avión o una entrada para un concierto el precio final es notablemente distinto del que figuraba cuando iniciaste el proceso de compra en línea, casi siempre en tu perjuicio porque suelen subir cuando aumenta la demanda. Sin embargo, también puede suceder que el precio sea distinto según el perfil del comprador, sin que intervenga el juego de la oferta y la demanda: en la imagen de arriba, los precios de los tres móviles corresponden al mismo trayecto de viaje en coche y a la misma hora, lo único que condiciona la diferencia de precio es quién realiza la reserva. Para ello, las empresas pueden tener en cuenta la ubicación, el historial de búsquedas del cliente o el estado de carga de la batería, entre otras circunstancias.
Los precios dinámicos están presenten en el transporte aéreo, trenes, autobuses, viajes en vehículos VTC (Uber o Cabify, por ejemplo), hoteles, espectáculos musicales y deportivos, algunos supermercados y las tarifas eléctricas, entre otros muchos casos. También tienen ventajas para el consumidor porque permiten adquirir billetes de transporte, por ejemplo, a muy buen precio cuando se reserva con mucha antelación y a determinados horarios poco concurridos, aunque pueden ser tremendamente crueles cuando se necesita comprar imperiosamente y prácticamente no hay alternativa.
Las organizaciones de consumidores denuncian que los precios dinámicos están diseñados para potenciar las ganancias de las empresas al máximo sin que el producto o servicio sea mejor que cuando son más baratos. Simplemente, explotan la coyuntura o la oportunidad de que el cliente esté más necesitado o esté dispuesto a pagar más por el mismo servicio. En definitiva, los precios dinámicos exprimen al cliente todo lo que pueden. Ticketmaster, una de las pocas empresas online que reconoce abiertamente el uso de precios dinámicos, admite que el coste medio de sus entradas subió un 37% en apenas un año, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Los precios dinámicos son sinónimo de abusos y desprotección para los consumidores, advierte la OCU
Precisamente la OCU ha pedido a los parlamentarios españoles el desarrollo urgente de una normativa que regule los precios dinámicos, porque el usuario está «completamente desprotegido frente a estas prácticas: empezando porque desconoce si el producto o servicio online que consulta está sujeto a precios dinámicos y terminando porque podrían estar usando su información personal para encarecerlo». La política de precios dinámicos online se está extendiendo a todo tipo de sectores y en las condiciones actuales es sinónimo de abusos y desprotección para los consumidores, advierte la organización.
«La escandalosa subida de precios de las entradas de Oasis dio la vuelta al mundo: anunciadas a 160 euros, en pocas horas pasaron a costar 420 euros. Un sorprendente encarecimiento del que no se informó hasta el mismo momento del pago, después de pasar varias horas en una cola virtual», apunta la OCU en una nota de prensa.
Para evitar abusos en la aplicación de precios dinámicos OCU urge la aprobación de una normativa que los regule, contemplando:
- La obligación de informar al consumidor, desde un principio, de su política de precios dinámicos, señalando los factores que la determinan, que no deberían ser los datos personales del usuario, ni los precios de otras empresas, ya que atentaría contra la libre competencia.
- La obligación de respetar el primer precio que se ofrece al usuario mientras éste no salga del proceso de compra. También deberá fijarse una subida máxima durante un tiempo para el caso de que el usuario vuelva a consultar el precio. Si es una reventa, el límite será del 20%.
- La prohibición del uso de precios dinámicos en productos y servicios básicos, como los suministros de agua, luz y electricidad para los hogares o los alimentos de primera necesidad. Sobre todo, cuando esta técnica expulse del mercado a los consumidores vulnerables.
- La obligación de presentar periódicamente a las administraciones de consumo competentes la evaluación de riesgos sobre sus algoritmos de fijación de precios, de manera que se fomente el control y la supervisión de las autoridades.
- La fijación de sanciones ejemplares para aquellas situaciones en las que no se proporcione a los consumidores información suficiente sobre el método de fijación de precios o se utilicen prácticas fraudulentas como, por ejemplo, una alta demanda generada por la propia empresa.
Imagen: Antena 3 Noticias
Foto destacada: Getty Images
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Si te ha sorprendido que los precios cambien en cuestión de segundos frente a tus ojos al entrar a una aplicación o hacer una búsqueda online, descubre cómo ahora esta tendencia está expandiéndose.
Redacción* (BBC News Mundo)
Los datos personales que recogen los gigantes de internet
Pinchar en la imagen para acceder al sitio original (Infografía: SecurityBaron)
Esta tabla permite visualizar rápidamente la cantidad de datos personales que entregamos a las grandes plataformas tecnológicas a cambio de usar y disfrutar de sus servicios y posibilidades. Debemos ser conscientes de que nuestros datos son la moneda con la que retribuimos el acceso a estas nuevas tecnologías, pero también que no estamos obligados a conceder todos los datos y que podemos elegir qué facilitar o no a Google, Microsoft, Amazon o Facebook, por ejemplo.
Así, todos los enlaces que recibimos a través de nuestro correo de Gmail son registrados y analizados por Google, y esto no lo podemos evitar; pero sí podemos subir a Google Fotos unas imágenes y no otras; publicar o no en Facebook algunos datos personales (fecha de nacimiento, teléfono) que son optativos, o no autorizar a Twitter nuestra geolocalización, entre otras muchas opciones.
Es engorroso, pero hay que tomarse la molestia de revisar las condiciones de privacidad y seguridad en la configuración de nuestros perfiles en redes sociales y plataformas de comercio electrónico, mensajería instantánea, foros, servicios de almacenamiento en la nube, videojuegos y demás. La tecnología es una gran ventaja y una fuente de satisfacción, pero debemos ser conscientes en todo momento del precio en forma de datos y pérdida de privacidad que pagamos por ello.
Infografía: SecurityBaron
Vía: TreceBits, Tomás Loyola Barberis
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